No es la primera vez que la industria de la carne es acusada de malas prácticas, críticas que esconden otros fines. Esta vez salimos a la palestra para aportar conocimiento y lucidez sobre aquellos protectores del mundo que afirman que el desastre climático es propiciado por la carne que consumimos.
Sin un respaldo científico, salvo el suyo propio, han llegado a la conclusión de que la población actual somos quienes vamos a destruir nuestro hábitat. Tampoco han echado la vista atrás, a la evolución constante de la naturaleza a lo largo de millones de años. Los humanos podemos ser causa de algunos males pero el poder de la naturaleza a gran escala se nos escapa; como los terremotos, tsunamis y lluvias torrenciales, por ejemplo.
“Si la población no cambia sus hábitos alimenticios, los gobiernos deben intervenir y regular”, “en 2030 ya no comerás carne”, afirmaciones que buscan un lavado de cerebro en la población mientras las subvenciones acaban en los bolsillos de estos filántropos. Hablan de “carne ética” como si lo que llevásemos comiendo desde el principio de los tiempos fuera inmoral. Casualmente quienes quieren salvarnos de la desaparición terrenal son los mismos que están detrás de las empresas que van a darnos carne de laboratorio.
Es aterrador que no solo quieran quitarnos la libertad de pensar sino también decirnos lo que tenemos que comer. ¿Es acaso este el nuevo mundo que merecemos? Prefiero no saber la respuesta.
Carlos del Campo